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Oaxaca de Juárez, Oax.- Luego de las labores de búsqueda y coordinación interinstitucional, fueron localizados sin vida la activista Sandra y su esposo Alexander, quienes desaparecieron el pasado 27 de marzo en la región de la Cuenca del Papaloapan, Oaxaca.
De acuerdo con el informe presentado por la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO), ambos fueron vistos por última vez en María Lombardo de Caso, sin embargo, se presume que su desaparición ocurrió en San Felipe de Sihualtepec. Después de semanas de búsqueda, sus cuerpos fueron hallados en un rancho denominado La Ceiba, en la comunidad de La Unión Progreso, municipio de Tatahuicapan, en el estado de Veracruz, a aproximadamente 34 kilómetros del lugar donde fueron vistos por última vez.
El proceso de localización requirió 26 operativos de búsqueda, de los cuales 15 se realizaron en Oaxaca y 11 en Veracruz, con participación de diversas instituciones como la Fiscalía de Oaxaca y de Veracruz, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal, la Sedena, la Guardia Nacional, la Marina, la Comisión Nacional de Búsqueda y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
La identificación de los cuerpos fue posible gracias a un trabajo conjunto con los familiares, especialmente en el caso de Sandra, mientras que a su esposo los tatuajes y otras características permitieron una identificación plena.
Según las autoridades, la desaparición y asesinato estarían relacionados con conflictos entre células de la delincuencia organizada que operan en la región. Alexander, esposo de Sandra, habría sido identificado como integrante de uno de estos grupos, lo que podría haber motivado su privación ilegal de la libertad y posterior asesinato.
Durante el operativo para ejecutar órdenes de aprehensión contra los presuntos responsables, se registró un enfrentamiento en el que murieron tres personas, entre ellas Artemio García Torres, señalado como uno de los implicados y propietario del rancho donde se localizaron los cuerpos.
Hasta el momento, las investigaciones continúan y hay más órdenes de aprehensión pendientes de ejecutar.
Este hecho se suma a la ola de violencia que afecta a las regiones limítrofes de Oaxaca y Veracruz, zonas golpeadas por el crimen organizado.